"El mar de nubes es el rasgo más destacado de nuestro clima"

Victoria Marzol Jaen es catedrática de geografía Física en la Universidad de La Laguna y es experta en el estudio del mar de nubes y otras características esenciales del clima de Canarias.

-En el período 1993-1997 realizó sus primeras indagaciones sobre las nieblas y su utilización como recurso natural alternativo, en Chile, en la isla de Robinson Crusoe, en los desiertos de La Serena (Chile), en Atiquipa, Mejía, en el Lomo Cuchillas (Perú) y en el Llano de Las Lagunetas (Tenerife). ¿En qué fundamentó estos experimentos?

“Esos experimentos fueron el germen de la posterior investigación que he llevado a cabo en el campo de la obtención del agua de la nubosidad en Canarias y en Marruecos hasta la actualidad. El inicio fue una estancia de tres meses con una beca en la Universidad Pontificia Católica de Chile. Allí pude trabajar con la profesora Pilar Cereceda, una de las personas que más saben sobre la obtención del agua de la niebla y la artífice de muchas experiencias de este tipo en varios lugares del mundo. Con ella trabajé en la isla de Robinson Crusoe y también conocí otros proyectos que se estaban realizando en ese momento en Sudamérica. De ese período yo valoraría, sobre todo, el trabajo de campo. Allí aprendí a detectar los indicadores que aconsejan o desaconsejan la elección de un lugar para plantearse llevar a cabo la tarea de colectar el agua de la nubosidad mediante una tecnología artificial”.

-Desde mediados de los noventa, usted trabaja para conseguir métodos de análisis de la nubosidad estratiforme en el área de Canarias. ¿Qué sistemas han utilizado para atrapar el agua de la niebla en las Islas?

“El instrumental utilizado para este fin, desde hace muchos años, está diseñado. Son pantallas forradas con mallas de polipropileno, con diferentes tamaños y formas, que intentan imitar al papel de las hojas de los árboles y arbustos para recoger las gotitas de las nubes que el viento transporta y las hace impactar en ellas. Sí es cierto que yo he tenido la oportunidad de utilizar estaciones meteorológicas automáticas conectadas a esas pantallas que me han permitido trabajar a una escala de detalle que en estos momentos nadie ha podido hacer. Con esas estaciones se puede averiguar no sólo la cantidad de agua de la niebla que se puede colectar por este sistema sino también con qué ambiente (temperatura, humedad ambiental, velocidad y dirección de viento) se recoge ese agua. Y todo ello en períodos de 10 en 10 minutos. La información meteorológica es tan voluminosa que a veces es difícil hacer su tratamiento estadístico. Desde el año 1996 utilizo estaciones meteorológicas de la empresa española SEAC (Sociedad Española de Aplicaciones Cibernéticas), que son muy robustas y aguantan las duras condiciones meteorológicas de los lugares en los que hay que instalarlas. Además, la relación con esta empresa es tan buena que han diseñado estaciones específicas para mis necesidades de investigación. A nivel internacional, la información tan detallada que se tiene del comportamiento de la nubosidad en Canarias no existe en otros lugares del mundo. Tanto es así que, por ejemplo, desde las universidades de Vrije Universiteit de Amsterdam (Holanda) o de Munich me han pedido que realice mediciones con las mallas que ellos utilizan para conocer cómo se comportan y fijar su eficacia. Acabo de finalizar el mes pasado el análisis que, durante 6 meses, he realizado para Water Foundation (Alemania) con dos tipos de mallas alemanas para establecer con cuál de ellas se colecta más agua para su posterior instalación en Marruecos”.

-”El estudio de la niebla en Tenerife comenzó por la ilusión del reto científico que suponía averiguar la posibilidad de obtener agua de mar de nubes en Canarias”, cita textual de su libro La captación del agua de la niebla en la isla de Tenerife. ¿Cuáles son los objetivos generales y específicos de esta investigación?

“El primero de ellos es, sin duda, valorar justamente el papel del mar de nubes en las islas como aporte de importantes cantidades de agua que son aprovechadas fundamentalmente por la vegetación. Además, ese aporte de agua se produce de una forma tranquila, silenciosa y oculta (se le denomina precipitación oculta porque el instrumental meteorológico no la mide), todo lo contrario de la forma que tiene la precipitación convencional, que es concentrada en el tiempo y en el espacio y muy irregular. Posteriormente, no me conformé con la investigación básica y quise dar un paso más e intentar que fuera aplicada y que sirviera para algo y, sobre todo, para alguien. Es una de las decisiones que más satisfacción me ha producido como persona y como investigadora. En estos momentos mi objetivo primordial es aportar conocimiento para que la colección de agua de las nubes mediante sistemas artificiales se pueda hacer con la mayor eficacia de captación y con los menores costes económicos puesto que se trata de instalarlos en áreas rurales de una extrema pobreza, como es el caso de las montañas del Anti-Atlas marroquí”.

-En el 2000 se inició la tercera fase del estudio de la captación del agua de la niebla en Tenerife, en el Parque Rural de Teno. ¿Qué avances se experimentaron en esta fase de investigación aplicada?

“Desde ese año estoy colaborando con la Oficina de gestión del Parque Rural. Confieso que ha sido un ‘maridaje’ perfecto y muy enriquecedor en todos los sentidos. La colaboración comenzó en el 2000, año que instalamos 22 quarter fog collector (es una modificación que realicé en ese momento del diseño de las fog collector de Robert Schemenauer y Pilar Cereceda), por diferentes lugares del Parque con el fin de saber la eficacia de captación de agua de la niebla. Los lugares que elegimos estuvieron en función del posible uso que se le podría dar al agua colectada, en algunos casos para bebederos de pájaros o cabras, para la reforestación de especies autóctonas, uso agrícola, para bebederos de abejas, etc. Después de dos años de mediciones, con la colaboración del personal del Parque, pudimos saber cuáles eran los sitios más adecuados para instalar pantallas más grandes con las que obtener una buena cantidad de agua, y otros en los que era necesario hacer pequeñas experiencias para solventar un problema concreto. Así que se construyeron 8 pantallas de 12 m2 cada una para suministrar agua a la vivienda de una torre forestal y para el uso de la reforestación con especies autóctonas”.

Dolores Hernández

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Noticia extraída de: http://ciencia.diariodeavisos.com